Desde nuestro grupo de empresas y dentro de nuestra actividad, creemos que debemos mirar hacia fuera, por ello estamos inmersos en proyectos en Perú para dotar a las escuelas de las aldeas más desfavorecidas. Por tanto nuestro compromiso es que una parte nuestros ingresos se dedique a desarrollar suministros escolares donde se necesiten. Queremos compartir la experiencia de Celso Salazar, la persona que coordina nuestras ayudas, su testimonio no deja lugar a dudas.

“Viajar a conocer a los niños, es ser afortunado, lo sé.  El cansancio iba haciendo mella en mí, pero cada paso que daba me conducía a una realidad más difícil. Cada visita a la comunidad comenzaba con un recibimiento de los habitantes de la misma en el que ellos nos exponían sus preocupaciones y sus necesidades. Esta vez, pudimos escuchar a un anciano de la escuela de  Huanzailo, que con lágrimas en los ojos nos dijo que nunca nadie se había tomado las molestias de enviar material escolar para los niños y es la primera vez que había visto a los niños tan felices. Desgraciadamente por la comunidad pasa mucha gente haciendo muchas promesas que nunca se cumplen y por fin alguien había llevado la ayuda que se necesita.

Quiero detenerme en una visita que hicimos a la escuela llamado  Pampamarca . Cuando los niños me vieron con las maletas llenas de materiales todo se transformó en sonrisas, muestras de cariño y bailes. Me fijé en un niño que no interactuaba con los demás y le pregunté a una de las coordinadoras del centro si él estaba bien. Ella respondió: “está enfermito porque no tiene nada para comer.” Su caso me impactó muchísimo. Y es algo que no podemos permitir que siga pasando.

Los vecinos nos daban constantemente las gracias por ayudarles y nos pedían que trasladásemos su agradecimiento a mis amigos que, desde España, hacían posibles cambios que esperaban desde hace muchos años para ellos y fundamentalmente para todos los niños y niñas.

 Hubo una niña, María, que no soltó mi mano cuando le entregué los materiales. El cuaderno para colorear prefería utilizarlo en otro momento. Mañana yo solita”, me repetía todo el rato. La niña sonreía todo el rato, por ello fue fácil descubrir que le faltaban varios dientes y pensé que la inadecuada alimentación y cuidados médicos de estos niños les perjudica seriamente. Tras varias horas de juegos y conversaciones tenía que marcharme, había más comunidades que debía visitar y más personas a las que escuchar para poder ayudarles en futuros viajes”.